Verdaderamente deberían de tener alma

No se llega a conocer a alguien verdaderamente sin antes haber caminado un kilómetro en sus zapatos

Entonces lo primero que podemos hacer es mirar nuestros pies ¿qué llevamos puesto? zapatos, quizás botas, botines o incluso deportivos, esas pequeñas joyas que compramos porque realmente nos gustaron, nos soportan todo nuestro peso durante horas, nos llevan a todos los sitios ya sea caminando, en coche, en autobús, cómo sea, pero durante muchísimas horas al día ¿y los mimamos? Pues no, casi nadie se percata si necesitan un poquito de betún, unas tapas nuevas o quizás unos filis. Nos damos cuenta cuando parecen viejos sin serlos, un zapato nunca es viejo, está usado y está usado porque nos resulta cómodo y no le hacemos ningún caso. Los zapatos son una seña de identidad, un zapato limpio y bien reparado jamás parecerá viejo y quién piense que no es una seña de identidad que piense en cenicienta ¡fue muy importante un solo zapato! ¿acaso nadie se fijó en ese chico perfectamente vestido, con medio kilo de gomina y los zapatos sucios? y una chica lo mismo, HORRIBLE.                

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